Copa del Rey 2023
Acabada la copa del Rey de baloncesto, creo que es bueno compartir unas ideas flash que me vienen a la cabeza sobre lo que se ha vivido en Badalona.
La primera, y para mi nada novedosa, es la increíble igualdad entre los equipos. Fijaros en los marcadores. Y cómo han evolucionado uno a uno los partidos. El nivel de la ACB entre los equipos punteros es muy igualado, y sólo se puede romper a favor de los 2 grandes cuando juegan con una intensidad muy alta o bien cuando el resto baja de revoluciones su propio juego. Barça y Madrid pueden dar fe de ello. Con presupuestos que más que cuadriplican al del Unicaja, equipo ganador.
En cuanto a la dirección técnica, mucho he leído estos días en twitter de gente que ha desmenuzado los sistemas de Ibón: que si flex, cuernos o el ya famoso carretón. Pero para mí, que sigo a Ibón desde su época en Andorra, lo que me parece más interesante es el juego por conceptos. Es decir, mientras tenemos equipos top de la Euroliga donde toda la jugada está diseñada hasta el segundo 20, nos hemos encontrado con un Unicaja que juega a buscar la ventaja relativa, sea cual sea el momento de la posesión, y con conceptos, como el del juego al poste bajo, que permite una riqueza táctica que suele ser difícil de gestionar por el rival. En mi nuevo libro hablo de ello: si eres un equipo en teoría más débil que tu rival, la opción más inteligente siempre es despistar e innovar. Y yo soy un fan del juego táctico en ataque “de mínimos”, pero trabajar un juego por conceptos “de máximos”.
El segundo concepto en el juego incorporado excelentemente por Unicaja ha sido el de la polivalencia, también tratado en mi último libro. La manera más sencilla que un entrenador tiene para innovar es que los jugadores que estén en pista adopten más de un rol. Fijémonos en la semifinal contra el Madrid. Raramente el “5” que hacía el pick and roll central o lateral acababa haciendo el ‘roll’ y se quedaba en el ‘pop’. Con un tiro certero de los pívots de 3 puntos, Tavares se encontraba en la disyuntiva de seguir al “1” o quedarse por fuera de su zona cómoda. Escogió siempre, o casi siempre, hacer el “roll”, y ya vimos lo que pasó. Un caso parecido es el de Wilt Thomas, que podía bien tirar de 3 puntos bien postear a Deck. La polivalencia de tus jugadores es un aspecto clave para competir al máximo nivel.
Y no quería acabar sin mencionar el aspecto puramente de gestión de equipos y gestión emocional. Cuando se suelen analizar entrenadores se les suele juzgar por su disposición táctica, sus resultados, o por su grado de intensidad. Yo me suelo fijar en un aspecto distinto, y consiste en ver qué tipo de situaciones el entrenador “abronca” a sus jugadores por una actuación en concreto. Pongamos un ejemplo. Un jugador pierde una pelota de una manera no forzada. Hay muchísimos entrenadores top que reclaman, “gritan” o “recriminan” al jugador lo sucedido. Pero yo he sido también jugador. ¿Creemos realmente que esta actitud va a hacer que el jugador no pierda la siguiente pelota? ¿En serio? ¿Un jugador profesional no sabe cuándo lo ha hecho mal y qué tiene que hacer para solventarlo? Mi impresión, y opinión, es que dichas actitudes por parte del entrenador son, generalmente, para su propia descarga emocional y no tienen ningún impacto en el jugador. Pues bien, fijémonos en el caso de Ibón. Y mirad lo que sucede cuando un jugador suyo comete un error no forzado. No dice ni mu, y es de los pocos entrenadores “top” que lo hace así, ya que el resto suele recriminar cualquier actuación incorrecta del jugador. Y para mí, eso repercute negativamente en el mismo. Un jugador a 200 pulsaciones sólo debe recibir los inputs “negativos” mínimos, y en todo caso, recibirlos cuando ya no está en pista.
Y para mi eso es de crack.